Este post fue escrito en el 2014 y versa sobre la ética en la investigación etnográfica en antropología.
El pasado martes asistí a una Taula Rodona (Tabla Redonda), organizada por el ICA (Instituto Catalán de Antropología). Las tablas redondas que organiza el ICA son sesiones abiertas en donde se expone un tema, se divulga y se debate entre los participantes al coloquio.
El lugar de encuentro era en la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Barcelona. El tema a tratar era “La Ética en la Investigación Antropológica”, un tema que puede crear controversia en la disciplina, y así lo hizo.
La tabla redonda se componía de tres charlas de antropólogas, cada una con un tema a tratar. María Jesús Buxó , emérita y miembro del Comité de Bioética de la Universidad de Barcelona, iba a deleitarnos con su gran capacidad de expresión oral y su talante como emérita erudita sobre los “Protocolos de Ética para las Ciencias Humanas y Sociales”, en segundo lugar Nina Krammeser Heller continuaría la charla hablando sobre los “Principios, guías y comités de Ética en la investigación cualitativa: una perspectiva Norteamericana” y para finalizar Elisenda Ardévol, profesora de la UOC (Universitat Oberta de Catalunya) nos informó hablando sobre “Ética de campo y etnografía digital: compromiso, privacidad, imagen y autoría”.
Las cuestiones éticas en el trabajo de campo dan más de un dolor de cabeza a la Antropología. María Jesús Buxó empezó exponiendo lo importante que es establecer los dilemas éticos y advertir el posible impacto ético que puede llegar a tener la investigación antropológica, tanto en un sentido de responsabilidad del antropólogo hacia las personas que estudia y la responsabilidad de la academia, la institución u organismo que subvenciona o que coordina y da luz verde a la investigación.
Un principio de la AAA, (Asociación Americana de Antropología) sobre las cuestiones éticas, es la de no maleficencia hacia el grupo estudiado, intentando en la medida de lo posible que la investigación sea benefactora y que el impacto de la publicación no produzca daños a las personas, no siendo un principio obligatorio la beneficencia y sí el de la no maleficencia.
Buxó, nos habló de que se estaba planteando (no me quedó muy claro si a día de hoy se está desarrollando) un comité ético para la disciplina en España. Un comité que valoraría los impactos éticos de una investigación, un comité nombrado por la academia el cual daría luz verde a una investigación o por el contrario haría replantear las cuestiones éticas sobre la investigación concreta.
Sobre el Consentimiento Informado, que trata básicamente de pedir el consentimiento de la persona o las personas con las que se está investigando para poder publicar la información que nos han ofrecido, siendo informada la persona sobre el planteamiento de la investigación, así como las posibles repercusiones o impactos que pueda tener el que esa persona nos ceda el consentimiento, (y no me “enrollo” más sobre el C.I) María Jesús Buxó comentó que se empezaba a plantear desde la academia el recoger el C.I por escrito, una práctica que en la Antropología Americana se lleva haciendo desde hace tiempo y que consiste que el C.I sea descrito por el antropólogo y entendido y firmado por la persona a la que vamos a entrevistar, estudiar u obtener información en el campo, mi pregunta es ¿y si quiero realizar una etnografía con unos mafiosos? ¿Me darán sus nombres y los firmarán?
Para concluir con la charla de Buxó decía que “la ética se tiene que evaluar”, la investigación tiene que pasar por un comité ético.
En mi opinión como Antropólogo Principiante, me quedé un poco pasmado con lo que la emérita decía, advertía que pudiera parecer que existe una “gobernanza” desde la cúpula del comité ético, pero que las personas que estuvieran en ese comité, estarían preparadas para cuestionar los dilemas éticos que surgen en la investigación etnográfica.
Y mi dilema ético surgió…
Resumen
¿Necesita la Antropología un comité DE ÉTICA que valore y cuestione el impacto ético de la investigación etnográfica?
A mi parecer, un comité de ética, acotará la investigación, evaluará el trabajo de campo sin estar en el campo, recortará las alas a la disciplina con un sistema burocrático, con un comité instaurado, en el que para que una investigación salga a la luz, será necesario realizar un cuestionario “en forma de Anexo III” (Buxó) a modo de formulario donde abordar los dilemas éticos y los posibles impactos, que a mi parecer pueden ser infinitos en el trabajo de campo.
Una cúpula de superintendentes se hará cargo de un comité en donde antropólogas y antropólogos tendrán que presentar sus trabajos de investigación para que sean aprobados por un comité ético, super experto y emérito.
- ¿Cómo lo harán?
- ¿Existe la fórmula o el formulario para poder acotar las cuestiones éticas para toda la diversidad cultural que se puede encontrar un antropólogo en la investigación etnográfica?
- ¿Quién formará parte de ese comité?
- ¿Quién lo formará?
Y seguimos institucionalizando cada vez más a la Antropología…
Creo que puede ser peligroso para la disciplina que existan más instituciones en donde los especialistas catedráticos y eméritos puedan gobernar la disciplina a modo de “gobernanza” como decía Buxó.
Tras la charla de Buxó, para mi sorpresa, la Nina, una Antropóloga americana, se posicionó en una reflexión sobre su experiencia en la Antropología norteamericana, haciendo una comparación entre las cuestiones Éticas entre España y EE.UU.
Para Nina, la ética tiene que ser planteada, valorada, discutida y estudiada en la disciplina, pero no bajo una supervisión institucionalizada llamada comité.
La controversia estaba garantizada con las dos posiciones diferentes, que las dos antropólogas planteaban, una vez más, al tratar de dilemas éticos, surgió un nuevo dilema ético.
Mis propios planteamientos éticos en esta charla
¿Es recomendable que la Antropología tenga comités éticos que supervisen los impactos potenciales de los trabajos etnográficos de antropólogas y antropólogos que han trabajado en el campo y que han planteado sus propios dilemas en el transcurso de la investigación?
¿Es preferible que se cuestionen los dilemas éticos sin un aparato gubernamental, dando una reflexión libre, fuera de evaluaciones consensuadas, dejando a la propia disciplina y los que formamos parte de ella, debatir y cuestionar sin una imposición ética?
Algunas pensarán que es necesario, y algunos que no. Yo me posicionó más bien en el no.
Continuando con el coloquio, le tocaba el turno a Elisenda Ardévol, que siendo sinceros, era la charla que más me interesaba ya que trataba sobre los dilemas que se plantean en los nuevos medios de comunicación, Internet.
Habló sobre las imágenes, que se considera público o privado, que conflictos pueden surgir haciendo Etnografía Virtual y aportó un enfoque muy interesante sobre los social media.
Podéis mirar su blog MEDIACIONES (un blog con una cantidad de información bibliográfica sobre etno-virtual, y en el que últimamente no publica nada :(), por cierto fue la charla por la que asistí al coloquio pero la que menos duró, para mi pesar.
Para finalizar, recomiendo a todos lxs estudiantes de Antropología que vayan acercándose a la antropología fuera de la universidad, es normal que durante nuestro período de formación estemos tan centrados en aprobar los exámenes que no veamos que es lo que están haciendo las antropólogas, cuales son los recursos que tenemos o hacia donde orientar nuestra formación una vez finalizado el grado.
Os recomiendo asistir a todas las conferencias, coloquios, charlas, taulas rodonas, ya que os acercarán a una antropología fuera de clase.
Un saludo.
Aqui veo un gran problema ético , toman esta sugerencia de sujeccion a la revision o control por un comité ético como una traba o un recorte a su libertad de trabajo ( o de expresión). a la luz de los comentarios veo que el problema mencionado no es en relacion a los sujetos estudiados sino a que se va a hacer con la información recogida y su interpretación y para él que o quienes harán uso de ella y algo subyacente, es el reconocimiento que solo se comparte entre el autor y el financiador del proyecto pero al que da la información, sea sujeto o comunidad, ni se le menciona y ni siquiera se regresa a ellos ni menos se les hace llegar una copia del documento final y peor aun los conocimientos recogidos son aprovechados o por el financista o por terceros que mediante un pago usan estos datos para sus propios beneficios e intereses muchas vecs en desmedro de la comunidad informante o dueña de estos conocimientos. Ahi esta el grave problema ético en que se peude debatir el investigador antropologico o cualquiera que sea su especialidad , en lograr un loor para él o impedir algo nocivo para el sujeto o comunidad de su estudio . y lo que menciona el Antropologo principiante es que si los que decidirian sobre el futuro de este asunto estarían capacitados éticamente para decidir sobre este punto ( seria una version de quien evalua a los evaluadores ?) que es un problema importante aunque algo secundario ante el anterior dilema. Y la bioética como mencionan César y Adriana, que ah sido tan vapuleada ,al parecer esta en el transcurso de desaparecer o no ser necesaria por lo mismo que menciona la Srta Goñi , la traba al vuelo libre del investigador . Los famosos cuatro principios de la bioetica no son igualmente necesarios en todas las realidades , no hay que hacer una generalizacion que si significa sujeccion al mandato de unos seres privilegiados que creen que todos deben pensar como ellos , ( y me refiero mas a los españoles y europeos , aunque tambien incluyo a los estadounidenses, distintos en sus realidades a los de sudamerica p.e.) y a sus segudiores fanaticos de las enseñanzas del norte imperial y que no ponen a su neuronas a trabajar y desarrollar teorias mas adecuadas a su entorno y hacerlas válidas a nivel internacional .
Es un tema complicado el de la burocratización de la ética en el trabajo antropológico. Y aquí hablo del trabajo antropológico porque los antropólogos no solo nos desempeñamos en la academia o en el campo de la investigación pura, sino que también habemos muchos que prestamos servicios a entidades gubernamentales y/o privadas para efectos de intervención y políticas públicas.
El principio de no maleficencia me parece muy bueno. No mucho que agregar ahí. En cuanto a la instauración de un sistema burocrática que lidie con los dilemas éticos, creo que debemos aplicar ciertos principios sociológicos o culturales a nuestra propia situación. Con esto me refiero a que depende del estado de la disciplina en cada país. En un país donde la disciplina no se encuentra fortalecida en forma de colegio o asociación que tenga un prestigio importante (y aquí hablo desde la experiencia chilena), ya veremos que existe poca sanción entre pares. Un antropólogo («practitioner» le llaman los gringos) puede ejercer malas prácticas y aún así podrá seguir haciendo lo mismo en diferentes comunidades. Algunas personas se enojarán, otras lo denunciarán pero finalmente quedará todo en el plano de la indignación individual. En cambio, un organismo fuerte de la disciplina podría tener un efecto real sobre esa clase de prácticas maliciosas. Miremos por ejemplo a los colegios médicos alrededor del mundo. La sanción a un médico malicioso de parte de sus colegas a través del colegio o asociación implica hallar puertas cerradas al ejercicio, o al menos un prestigio menoscabado. Se trata de la clásica sanción social, que depende de los lazos que mantengan las personas entre sí (laxa, restrictiva o coercitiva).
No considero que una medida tipo «Anexo III» como el que habla Buxó sea tan corta-alas sino más bien es un estándar mínimo de buenas prácticas que deben imponerse a quienes trabajamos con personas, así como en otras áreas hay protocolos básicos de seguridad digamos (y aunque suene torpe decirlo), al trabajar con sustancias peligrosas. La persona que pasara por alto el consentimiento informado (como alguien que trabajase con mafiosos), ya tendrá que justificar en su diseño metodológico esa decisión y yo estaría seguro de que un comité (siendo conformado por personas y no por robots) estaría de acuerdo con algo así.
Supongo que habría que ver cuales son los parámetros exigidos para la ética en el trabajo de campo. Pero lo que me sorprende es que haya una estructura a cargo de unos especialistas en riesgos éticos los cuales se basan en unas pautas para decidir que implicaciones éticas tiene el trabajo del antropólogo. Estoy de acuerdo en que hay que tener en cuenta las cuestiones éticas, hacer una evaluación del impacto del conocimiento generado, pero, lo en mi opinión, no se puede decidir que implicaciones éticas existen en ese campo determinado y como van a decidir si ese trabajo puede ver la luz o no si ese comité ético ni siquiera ha estado en el campo.
Hola, si tienes razón, hace mucho que no le doy constancia a mi blog, y es que eso de ser bloguera requiere de saber encontrarle el tiempo preciso, y últimamente ando en demasiadas historias y perezas. Pero os comenté en esa charla el artículo que escribimos con Estalella sobre ética de campo todavía puede ser útil
Ética de campo: hacia una ética situada para la investigación etnográfica de internet
http://www.qualitative-research.net/index.php/fqs/article/view/277/609
y el problematorio:
https://problematorio.wordpress.com/author/estalella/
Lo ojearé en cuanto pueda gracias por las aportaciones
Reblogueó esto en Antropología para Todosy comentado:
¿Necesita la Antropología un comité ético que valore y cuestione el impacto ético de la investigación etnográfica? A mi parecer, un comité de ética acotará la investigación, evaluará el trabajo de campo sin estar en el campo, recortará las alas a la disciplina con un sistema burocratizado, con un comité instaurado, en el que, para que una investigación salga a la luz, será necesario realizar un cuestionario “en forma de Anexo III” (Buxó) a modo de formulario donde abordar los dilemas éticos y los posibles impactos, que a mi parecer pueden ser infinitos en el trabajo de campo, una cúpula de superintendentes se hará cargo de un comité en donde antropólogas y antropólogos tendrán que presentar sus trabajos de investigación para que sean aprobados por un comité ético.
Muchas gracias César
El tema de la ética de la investigación en ciencias sociales, y particularmente en antropología, tiene ya varias décadas. El problema ha sido que en las universidades se han impuesto códigos de ética y comités inspirados en la medicina. Dicha imposición ha generado muchos roces y discusiones en varias partes del mundo. Para los jóvenes que apenas comienzan pareciera un simple imposición más, pero es un asunto que no debe desdeñarse de entrada. De hecho, algunas organizaciones de antropólogos han emitido lineamientos de conducta ética en investigación etnográfica, por ejemplo la American Anthropological Association y la Association of Social Anthropologists of the UK and the Commonwealth. Asimismo, varios antropólogos han escrito sobre el asunto. Aquí les dejo algunos ejemplos:
http://www.scielosp.org/pdf/csc/v17n3/v17n3a05
http://www.philippebourgois.net/J%20of%20Peace%20Research%20Anthro%20Ethics%20Central%20America%201990.pdf
http://www.theasa.org/ethics/Ethical_guidelines.pdf
http://ethics.aaanet.org/ethics-statement-0-preamble/
http://books.google.co.uk/books?id=MXkKAQAAQBAJ&printsec=frontcover#v=onepage&q&f=false
Por cierto, les sugiero que revisen la controversia en torno a los Yanomano. Busquen el documental Secrets of the Tribe, de José Padilha.
Saludos,
César
Estoy de acuerdo contigo A. Principiante, creo que un grupo de superdoderosos Antropologxs dictaminando si un trabajo es o no ético, no me parece muy fiable, porque entraríamos en otras muchas discusiones, de hecho para hacerlo así tendrían que ser totalmente imparciales con todas las culturas no?. Existen Antropologxs así?
Hola Ana, gracias por tu comentario. Hay varias opiniones al respecto, las hay que piensan que estaría bien disponer de un comité ético, ya que se supone que los antropólogos parecen olvidar los planteamientos éticos, y los hay como yo o como Nina, (la antropóloga americana que acudió al coloquio) que piensan que no debería de haber un comité, que no es necesario, que la disciplina puede debatir y replantear las cuestiones éticas en el trabajo de campo, sin que tenga que existir unos «superpoderosos» , esta antropóloga hablaba sobre su experiencia en américa donde sí existen estos comités. Un saludo