Sobre estructura social y semana santa.

Este evento o manifestación social proviene de tiempos primitivos o de la historia menos o más reciente dentro de un contexto mundial y su influencia entre pueblos. Estas acciones o manifestaciones comunitarias se podría decir que perduran gracias a las funciones que tienen en la estructura social de cada ubicación territorial donde se establecen. Utilizaré Sevilla y su provincia como referencia para explicar la estructura social y la semana santa, debido a la forma con la cual es entendida o vivida por parte del pueblo andaluz.

Para poder plantear la cuestión, tendríamos que diferenciar entre la visión etic (visión externa o consciente) y emic (visión interna o inconsciente).

La visión etic nos diría que se trata de un culto a la divinidad con todos sus elementos, es decir, lo que vemos en estas fechas en las calles, la fiesta o el elemento popular[1].

La visión emic nos explicaría lo que entraña todo el ritual alrededor del culto.

El clima estacional (la primavera y sus lluvias), vestirse de una u otra forma, beber, comer (torrijas), limpiar y pintar las fachadas de las casas, decorar balcones, aroma a incienso, etc., todo un acto o ritual macro que tiene un fuerte carácter simbólico dentro del contexto de pertenencia a una comunidad concreta.

En este sentido, formar parte de una hermandad o cofradía nos hace pertenecer a uno u otro estrato social o grupo social determinado. Esta sería el instrumento principal de conexión o unión entre la comunidad (no necesariamente tiene que ser el principal).

En estos momentos el sentido simbólico, junto con otros elementos, hace que aparezcan diferentes mecanismos o instrumentos de integración que dan lugar a la communitas.  Se adquieren unos roles determinados mientras dura la manifestación ritual, pero que pueden perdurar a lo largo del tiempo.

Al ser un tema muy amplio diferenciaré entre dos tipos de manifestaciones, asociadas a dos tipos de hermandades y ubicaciones territoriales, para explicar mi breve y emergente idea sobre lo que se manifiesta en semana santa sobre la estructura social.

En el caso de las hermandades, diferenciaré entre las hermandades/cofradías de historia y hermandades/cofradías de barrio. En el caso de las ubicaciones, diferenciaré entre la ciudad (casco histórico VS barrios) y municipios o localidades.

En estas manifestaciones la jerarquía es más acentuada o exhibicionista en las hermandades históricas (dentro del casco histórico de las ciudades) por estar asociadas a una clase social determinada, proveniente de un contexto sociocultural histórico determinado o profesional. En cambio en las hermandades de barrio la percepción que se tiene es de una clase social más homogénea, con una jerarquía menos estructurada o difuminada, aunque dentro de ella hay muchos elementos que cumplen la misma función que en la histórica reproduciéndose las mismas estructuras (instituciones) y posiciones, es decir, organización.

Un elemento determinante en las dos para mantener la jerarquía es el desconocimiento de las normas o estatutos de la hermandad o cofradía por parte de la mayoría de los pertenecientes a estas (como ocurre en la mayoría de los aspectos de la vida). Por tanto, el control se encuentra en manos de un grupo cerrado con privilegios de decisión, frente a otros privilegios u obligaciones. Se utiliza un lenguaje determinado (padres, hermanos, etc.), cargado de gestos (abrazos, miradas, rezos, lloros, cantos, etc.), que otorgan un estatus o prestigio a los participantes por pertenecer al grupo de una u otra organización religiosa (estos mecanismos se dan en otros grupos, pero en el caso de la religión tienen un peso mayor).

Por tanto, tendríamos que resaltar que hablamos de una forma clara de asociación o grupos, donde el tema espiritual se presenta como secundario debido a que sería, entre otros, uno de los móviles asociativos contemporáneos. Lo importante en la manifestación sería la función que se desarrolla dentro de la comunidad o estructura social. Hablamos de sociabilidad, la cual se da con mayor fuerza entre los integrantes más activos o participativos de la hermandad o cofradía. También se da sociabilidad entre los demás, pero fuera del grupo jerárquico. Por lo general los más activos o participativos tienen unas posiciones sociales más altas (división del trabajo) o simplemente dinero, y los demás externos al grupo posiciones sociales más bajas o menos dinero. Se pueden dar múltiples y diferentes excepciones que no tienen porqué corresponderse con la división que planteo.

Además se percibe dentro y fuera de la jerarquización la pertenencia a la comunidad, tanto cuando se critica la organización del evento por parte de los externos al grupo principal. Sin más profundizar, diría que se consigue una integración simbólica en todos los casos, es decir, desde dentro o fuera del grupo, dando lugar a una pertenencia o identidad colectiva, que desde mi punto de vista se vería con mayor nitidez en el contexto local o municipal y hermandades de barrios ya que tienen un carácter popular, tratándose de asociaciones creadas para unir a determinados colectivos sociales, frente a las asociaciones con un carácter profesional, histórico y artístico.

Resaltar la participación de la mujer en estas manifestaciones religiosas, que por la complejidad del tema y lo extenso sería objeto de otro escrito, frente a la mayor presencia de los hombres quienes tienen el mayor peso de la organización, relegando a las mujeres en su gran mayoría  a un segundo plano de carácter asistencial. Esta observación la propongo  atendiendo y diferenciando entre varios contextos sociales y espaciales de la provincia andaluza.

A modo de conclusión y última reflexión como antropólogo no me puedo quedar simplemente en “la fuerza de la tradición o folclore” como único elemento de explicación (etic), ya que sería muy reduccionista como respuesta a estos tipos de manifestaciones, prefiriéndome quedar con que no se trata tanto de cuestiones religiosas, sino más bien de un instrumento más de la “reproducción social”[2], necesaria para evitar conflictos sociales y seguir negociando (regulando) el orden de las desigualdades socioculturales que presenta la humanidad como elemento adquirido a lo largo de su historia para organizar a los seres humanos.

Bibliografía:

Las hermandades andaluzas: una aproximación desde la antropología. Isidoro Moreno. Universidad de Sevilla.

Estructura social y estratificación. Reflexión sobre las desigualdades sociales. Rosalía Martínez. Miño y Dávila autores. Buenos Aires, Madrid.

Campos de Castilla. Antonio Machado. Editorial Catedra.

[1] CXXX La Saeta, Antonio Machado. Campos de Castilla. Página 199. El verso está dividido en dos partes donde se puede ver la crítica que hace Antonio Machado hacia lo popular o tradicional y lo espiritual.

[2] Esta reproducción social también la podemos encontrar en múltiples manifestaciones sociales como por ejemplo ferias, romerías, peñas deportivas, etc.

Este texto ha sido escrito por Juan Gabriel Rodriguez Laguna.   

@laguna_jg

Para más información puedes consultar los siguientes enlaces.

Sobre el autor Juan Gabriel Rodriguez Laguna. 

Texto ampliado sobre estructura social y semana santa en pdf.

Puedes mirar vídeos relacionados con el texto en Vimeo. 

Gracias colega antropólogo. 🙂

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2 comentarios sobre “Sobre estructura social y semana santa.

  1. Juan Gabriel Rodríguez Laguna Contestar

    Sobre estructura social y Semana Santa: hay que pensar sobre las ideas que existen y criticar lo que vemos. Dar forma al idealizado mundo que nos rodea y, que mejor manera para hacerlo que vivir lo que pensamos o criticamos.

    Al final de este artículo os dejo un pdf con el trabajo de campo realizado en la Semana Santa de Antequera (Málaga, Andalucía) sobre el evento «Correr la Vega», acompañado de tres vídeos que complementan las ideas que expongo en el artículo.

    Gracias Antropólogo Principiante por tu atenta y cercana colaboración.

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