¿Quieres ser antropóloga?
“Uyy, pues me lo voy a pensar un momentillo……………no.”
Este era uno de los comentarios que veía en el periódico el Mundo cuando aburridamente estaba estudiando para un examen de Antropología del Parentesco.
Schneider con el derrumbe del parentesco y Susan Marta Kahn con óvulos y úteros hicieron que desconectase de mi tiempo de estudio para conectarme a internet.
Me dio por hacer una búsqueda en Google en la que introduje la palabra “antropólogo” para ver hacia donde me derivaba el buscador.
En los primeros resultados de búsqueda me aparecía la Wikipedia como no podía ser de otra forma, la Aibr, (la asociación de antropólogos iberioamericanos) y en tercer lugar aparecía un artículo del periódico el Mundo titulado, “¿Ha pensado usted en hacerse antropólogo?”
La curiosidad me hizo hacer clic en la publicación de tan suculento título.
El artículo había sido escrito por Eduardo Iglesias Jímenez, al cual no tengo el placer de conocer ni de haber leído nada referente a este antropólogo.
Antes de comenzar con la crítica sobre este artículo, deciros que yo sólo soy un “pringao”, estudiante de Antropología, que se deja los sesos estudiando a Mary Douglas o peor aún a Bordieu y que muy probablemente nunca llegue a presumir de la antropología porque pienso que poco puede presumir una ciencia tan desconocida y a la vez tan humana.
Es retórico que la antropología se base en el estudio del hombre y la mujer y que esta mujer y hombre no conozcan que aporta la antropología…
Tan sólo son los antropólogos son los que entienden de que va todo esto, ya que no a todo el mundo le interesa la ciencia antropológica a no ser que quieras ser antropóloga.
En el artículo del periódico, antes de comenzar a leerlo, tenía la breve esperanza de que me iluminaría ante mi desmotivación antropológica producida por un sistema educativo y por la carencia de salidas profesionales que te ofrece la antropología tras haberte dejado los sesos con Morgan y los Iroqueses o con los Boasianos y su relativismo para que todo fuese refutado por los posmodernos…
Resumen
¿Ha pensado usted en ser antropóloga?
¿Qué te esperas cuando ves un título así en el periódico?
Pues me esperaba esa iluminación en la cual me darían alguna pista del por qué me tenía que hacer antropólogo. Si me hacen esa pregunta, espero una respuesta que me ayude a mi formación como antropólogo y no a la vuelta de la teoría.
¿Por qué digo esto?
Porque lejos de ofrecerme una información del por qué tengo que ser antropóloga me encuentro con un artículo cargado de teoría que alumbra al proceso histórico de una antropología clasista.
No podemos renegar del pasado de la antropología, pero la antropología si se mantiene como ciencia, es por las vueltas que han dado los antropólogos y antropólogas a las diferentes teorías que han surgido con el paso del tiempo.
Unas teorías que han sido criticadas por unos y por otros en las que nada queda claro.
La crítica funciona como siempre, la antropología una vez más no hace más que mirarse el ombligo. Parece que si no supieras de teoría antropológica no fueras a ser antropóloga de categoría.
El artículo del periódico no hace más que comentar un desarrollo basado en los diferentes antropólogos que ya están muertos y que por culpa de ellos tengo que tirarme de los pelos cada vez que hay exámenes.
¿En esto se basa la antropología? ¿En conocer todas las teorías posibles para luego demostrar que soy un experto antropólogo? ¿Acaso la teoría te va a dar de comer como antropólogo? ¿De qué comen los antropólogos? ¿De sus libros, de la universidad, de proyectos de investigación?
El artículo en sí, es divertido, pero no quiero pensar en que si este artículo está en los primeros resultados de búsqueda en google cualquier persona que busque antropólogo en internet se dará de bruces con este artículo en el que obviamente te anima a no ser antropólogo.
Por lo menos esa ha sido mi impresión.
Te puede iteresar:
No con ello te quiero quitar las ganas de ser antropóloga aunque pueda parecerlo…
No podría estar más de acuerdo… Es lo que pienso punto por punto. Felicidades, me encanta leerte
Gracias Monica, un placer tener lectoras y escribir en este blog.