Domingo Capitalista

DOMINGO Y CAPITALISMO

Domingo capitalista, he titulado este post en el que se me ocurrió la idea de ir un domingo a hacer la compra porque tenía la nevera «pelá».

Resumen

MI DOMINGO CAPITALISTA

Tengo un nudo en la garganta.

¿Por qué?

No sé, supongo que escribiendo se me pasará.

Hoy es domingo, el día de descanso semanal para muchas personas que trabajan.

Los domingos mucha gente aprovecha el día para estar con sus seres queridos, pasar momentos de ocio o simplemente dar un paseo por la playa.

El domingo es el día del señor, el séptimo día cuando descansó, pero existen los domingos capitalistas.

LA DEIDAD DESCANSÓ, LA SOCIEDAD NO. 

Los Domingos son ideales, estas esperando toda la semana a que llegue el día esperado para hacer algo especial o simplemente no hacer nada.

Menuda suerte los que tengan el domingo como día de descanso, pero la sociedad no duerme y el domingo capitalista tampoco. 

Hacen falta servicios públicos los fines de semana además de centros comerciales abiertos.

Me hacía falta comprar algo de comida que estaba con la nevera vacía y entré en uno de esos centros comerciales que no cierran nunca, 365 días al año abiertos.

Entré y me horroricé.

EL DOMINGO CAPITALISTA DEL HORROR

El domingo no existía en el centro comercial, parecía un lunes de primeros de mes, cuando la gente recién ha cobrado el sueldo mensual.

Había una cola de unas veinte personas esperando a pasar por caja, tres cajas abiertas por donde realizar el pago, un vigilante de seguridad que no hacía más que dar vueltas por si la gente robaba, dos panaderas, y dos personas reponiendo lo que iba faltando.

Era como entrar un día de rebajas a cualquier centro comercial.

Tenía libros, artículos de droguería, enseres para el baño, alimentos, juguetes, ropa…

¡Tenía de todo!

Estaba abarrotado, era increíble, me hacía falta algo de comida y la verdad es que se me quitaron las ganas de comer.

Los empleados no parecían felices, tal vez fuese una apreciación mía, pero no les veía sonreír.

Tampoco tienen la necesidad y obligación de sonreír, pero algo había en sus caras que les entristecía.

El vigilante de seguridad tenía una cara de malote, que cualquiera robaba algo. No era mi intención robar, pero si por necesidad lo hubiese tenido que hacer me lo hubiera pensado.

Me acerqué a la panadería para comprar pan, una mujer me atendió con una sonrisa seria, de estas de…

-¿Qué desea?

-Una barra de pan- le respondí pensando que su sonrisa seria se debía a que la mujer estaba bastante harta de trabajar.

-¿De cuál quiere?

-¿Qué tipo de pan hay? – le respondí al desconocer qué tipo de pan podía llevarme viendo que había diferentes tipos  y formas del tan apreciado alimento básico en la dieta de muchas personas.

-Hay baguette, pan gallego, pan con semillas, pan integral, pan rústico, pan….-pan pan pan, resonaban sus palabras en mis oídos.

-¿Cuál me recomienda? – su cara cambió de repente, supe que me estaba haciendo pesado con tanta pregunta y con tanta gente a la que atender, miré hacia atrás y me espanté, nadie sonreía, y las tres personas que había en la cola sólo miraban el móvil.

Mi intención era ser un poco simpático, entablar una conversación más cálida con la persona que me estaba atendiendo con una sonrisa seria  y forzada.

-Da igual- continué diciendo- la de arriba me va bien. ¿Se paga aquí?

-No mi niño, se paga en caja, que a nosotras no nos dejan tocar el dinero, y mira arriba, tenemos una cámara vigilando lo que hacemos.

-Gracias.

Y aún sigo con el nudo en la garganta, de pensar que esa mujer en su trabajo no es feliz.

ODIO LOS DOMINGOS CAPITALISTAS

Desconfían de ella en su lugar de trabajo, que seguramente cobrará un sueldo para vivir lo mejor que pueda, que tiene que estar un domingo trabajando, que tiene que aguantar a algún pesado como yo, de que vivimos en un cápsula que nos devora poco a poco, de que nos educan para estudiar y luego trabajar, trabajar para el que maneja el capital en los mercados abstractos que nadie conoce ni ve pero que están ahí provocando crisis financieras que afectan a las familias, de que lo mejor que podemos hacer es tener un trabajo con un salario digno, ¿digno? ¿Para quién?

¿Para el de guante blanco que sigue sin mancharse de sangre?

Una sangre de los que trabajan con sus manos para mantener toda esa pantomima, en la que lo mejor que te puede pasar conforme vas avanzando en edad es que tengas una buena jubilación, ¿para qué?

Tal vez cuando llegues a tu jubilación no tengas ganas de seguir viviendo porque te han consumido. Y lo gracioso es que el que sabe manejar el dinero generará más dinero. Así funciona la máquina. Le metes dinero y te da más dinero.

En fin…

 

 

 

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