Hoy hablamos de chismorrear para relacionarte desde un punto de vista social y cultural.
🗣️ Chismorrear para relacionarte: una vivencia antropológica cotidiana
El chismorreo es hablar de alguien con alguien.
Así, sin más. Pero también es mucho más. Es una forma de comunicación, una práctica cultural, una estrategia de relación social que, aunque a veces se mire con recelo, está profundamente arraigada en nuestras dinámicas cotidianas.
☕ El café, la oficina y el arte de rajar
Como antropóloga principiante (permítanme usar esta identidad usurpada del Antropólogo Principiante), me dispongo a escribir esto que no sé quién leerá ni a quién le interesará, pero aquí estoy, escribiendo este artículo en este blog.
Trabajo como funcionaria en una de las tantas oficinas que tiene la burocracia repartidas por el territorio del estado.
Y como buena funcionaria, tomo mucho café. El mito típico del funcionario que va a tomar café justo cuando era tu turno para que te atendiese… es cierto.
En esos ratos de café, observo cómo los compañeros de trabajo empiezan a “rajar” unos de otros.
Entendamos “rajar” como hablar despectivamente de otra persona. Lo que se dice: chismorrear.
Pero no hace falta café para que empiece el chismorreo. En los tiempos libres, cuando no hay usuarios que atender, también se raja.
Y es que chismorrear para relacionarte es una práctica que se cuela en los intersticios del día a día.
🔐 Confianza, complicidad y redes de chismorreo
Hablar mal de alguien con otra persona requiere confianza. No se puede chismorrear con cualquiera.
Al hacerlo, se establece una complicidad, una alianza momentánea que refuerza el vínculo entre quienes comparten la conversación.
Cada persona tiene su grupo establecido donde puede chismorrear.
Cada quien sabe con quién puede depositar la confianza para que esa lengua no se suelte más allá de lo pactado.
Porque, aunque se supone que el chismorreo es confidencial, todos sabemos que… se expande.
🌐 El chismorreo como sistema segmentario
Sí, los chismorreos se expanden y van más allá de los grupos establecidos.
Cada persona tiene su red de relaciones, y al estilo de Evans-Pritchard y el sistema segmentario de los Nuer, el chismorreo se mueve como las oposiciones entre segmentos.
Imaginemos tres grupos:
- Grupo 1: personas 1, 2 y 3
- Grupo 2: personas 4, 5 y 6
- Grupo 3: personas 7, 8 y 9
Supongamos que el grupo 1 está chismorreando de la persona 9.
Mientras tanto, el grupo 3 está chismorreando de la persona 2.
Y así, el chismorreo circula, se entrelaza, se filtra.
Ahora bien, si la persona 3 del grupo 1 tiene confianza con la persona 4 del grupo 2, y esta a su vez con la persona 7 del grupo 3…
¡Bingo! El chismorreo llega a oídos de la persona 9, que se entera de que en el grupo 1 se habla mal de ella.
Un lío. Un gráfico ayudaría. Pero lo importante es entender que el chismorreo se expande.
Y al final, la persona de la que se hablaba mal… se entera.
🚫 ¿Y si no chismorreas?
Esta situación la vivo cada día en mi trabajo.
Y por culpa del chismorreo, no puedo pertenecer a ningún grupo.
¿Por qué?
Porque chismorrear para relacionarte requiere confianza, comprensión, conexión, empatía…
Y si decides no participar en esa red, automáticamente pasas a formar parte de otro grupo.
La información ya no te llega de primera mano, sino filtrada, distorsionada, desde fuera.
Es el pez que se muerde la cola.
No chismorrear te convierte en “el otro”, en “el que no está en la onda”.
Y eso también es una forma de exclusión.
🤔 Reflexión final sobre chismorrear para relacionarte
El chismorreo, aunque tenga mala fama, es una herramienta social.
Nos permite establecer vínculos, compartir emociones, reforzar alianzas.
Pero también puede generar conflictos, rupturas y malentendidos.
Como antropóloga principiante, me fascina observar cómo algo tan cotidiano como hablar mal de alguien puede revelar tanto sobre nuestras formas de relacionarnos.
Ahora toca chismorrear un rato.
Pero con cuidado… que nunca se sabe quién está escuchando.





Muy bueno el artículo sobre el chismorreo, que si bien es visto como algo negativo, aquí tenemos un buen argumento que nos habla de cohesión social, empatía y relaciones de confianza.
Gracias Adriana lo miraré.
pOR AHÍ LEÍ UN PAPER DE UN ANTROPÓLOGO CATALAN, jOAN mAYANS, ACERCA DE LO RELEVANTE ACERCA DE LO INTRASCENCENTE EN LAS RELACIONES EN INTERNET…Lo puedes buscar en el fantástico portal http://www.cibersociedad.net
mUY BUENO TU ARTÍCULO!!!!!
Reblogueó esto en Antropología para Todosy comentado:
El chismorreo es hablar de alguien con alguien. Es una forma de comunicación y de relación cultural. Los espacios donde más se practica el chismorreo son los espacios laborales, en la familia y en los grupos de amistad. Al practicar el chismorreo se asocia, que la práctica vocal va a ser negativa hacia a otra persona. Hablar mal es una forma de cohesión social.
Como antropóloga principiante, (permítame usar esta identidad usurpada del Antropologo Principiante) me dispongo a escribir esto que no se quien lo leerá y a quien le interesará, pero aquí me encuentro escribiendo este artículo en este blog.