Actualmente el panorama para la búsqueda de empleo o inserción laboral no está atravesando uno de sus mejores momentos, al menos que sepamos a día de hoy en nuestro nuevo orden social, ni siquiera se salvan quienes tienen una trayectoria académica excelente o una experiencia laboral destacable. Parece ser que la constancia y la permanente formación forma parte de la vida de una persona que no tenga definido unas condiciones de trabajo digna, o al menos con ciertas estabilidad que le permita conseguir unos ingresos de supervivencia y vivir lo más modestamente posible.
Rulan por las redes sociales y por páginas especializadas en ofertas para empleos, personajes con brillantes currículum vitae que se venden, como si de un producto de cosmética o de limpieza se tratara. Se ofertan al mejor postor, pero a veces ni siquiera resisten la tentación de rechazar una oferta de trabajo aunque no tenga nada que ver con su formación académica. E incluso tenemos también la otra parte de castidad, de quienes tienen la posibilidad de adquirir un empleo acorde a su formación académica, sea universitaria o no, pero que cuando entran a trabajar en el puesto requerido, rápidamente se dan cuenta de que poco se asemeja lo teórico con lo práctico. También hay que decir, por suerte, que no todo el mundo padece ese mal laboral, aunque son excepciones.
Pero, ¿cuál sería hoy día la trayectoria académica o laboral que tendría más salida para conseguir un puesto de trabajo? Por ejemplo, hay trabajos que nada más echar un currículum, lo primero que hacen es ver la experiencia laboral. Pero, ¿y si a ese recién principiante académico no le ha dado tiempo adquirir la experiencia? Digamos que existe un estado de limbo para un emprendedor que se quiere estrenar en el mercado laboral, que tiene muchas posibilidades de empezar haciendo algo que nada tenga que ver con su formación. A esta situación se le llama “falta de oportunidades” para jóvenes o no tan jóvenes emprendedores. Y no tan jóvenes, porque parece ser que una persona que ronde los cincuenta años aproximadamente, poca cabida tiene en el mercado laboral, aunque también hay excepciones, pero pocas se salvan de formar parte de la engorrosa base de datos de la INEM.
Buscar trabajo se convierte en un periplo, pero si lo que se busca es algo en concreto, es un oasis en medio de la nada. Por lo tanto, si partimos desde esta perspectiva, poco avanzaremos para conseguir un buen trabajo. Se trata de ser realista y prepararse concienzudamente para estar a la vanguardia del mercado laboral. Se ha dicho más de una vez, que la formación académica es muy importante, pero un título no te da el derecho a un trabajo, sino el acceso a cierto trabajo si hay alguna vacante o existe la oportunidad de empezar a trabajar para ese puesto específico, y cuya cualificación académica requiere de esa titulación.
Pero existen además otros factores que forman parte del currículum oculto, que son aquellas destrezas, virtudes, habilidades, creatividad, etc., que casi nunca se refleja en el currículum vitae y que forma parte de nuestra esencia, de nuestra peculiaridad y de algo fundamental para un buen ambiente de trabajo, quizás es algo que ni siquiera en las escuelas ni universidades enseñen, pero que para muchas personas es algo innato de su condición natural, y que a pesar de estar en continuo contacto con los avatares sociales, han conseguido mantener permanentemente, y son las ganas y la felicidad. Dos elementos fundamentales para la disciplina antropológica del trabajo, que estudia la organización del trabajo desde distintas vertientes, y que estos requisitos ocultos curricularmente son tan importantes como la propia organización doméstica.
De esta manera, casi todos los currículum vitae contiene la formación teórica y experiencia laboral, pero poco se menciona aquellas cualidades que pueden ser importantes para desempeñar un puesto de trabajo. Como por ejemplo, el experimento que la policía de Nueva Zelanda ha llevado a cabo para elegir a sus posibles candidatos para formar parte del cuerpo. Quizás esto abra la posibilidad a plantearse que para ciertos trabajos o profesiones, como el de la policía, se requiera algo más que formación académica. Hablamos de la esencia humana por naturaleza.
Andrés López, es antropólogo.
Y además esta la discriminación por géneros y edades disfrazada de política empresarial. Un fraternal abrazo.
El panorama laboral necesita ser reinventado si queremos dejar de tener sueldos basuras y condiciones de trabajo indignas. Y como bien dices, la discriminación de géneros y edad es una barrera maquillada de puertas para afuera.