Hoy es el Black Friday y tengo miedo.
El viernes negro está tomando color y calando en nuestra sociedad consumista como una fiesta más, la del consumo.
Publicidad y ofertas hacen que nos envalentonemos sin acudir a la razón, nos dejamos llevar por el pensamiento del deber comprar. ¡El Black Friday ha llegado!
– ¡Buenas! este viernes es el Black Friday, ¿Me acompañas a comprar un portátil que me hace falta? – decía mi amigo cegado por las palabras de Black Friday.
-¡Vale! – le contesté sin sopesar a lo que me iba a enfrentar.
¡Mierda! Ahora iba a pasar un viernes de compras donde las empresas parece que lanzan sus mejores ofertas para seducir el bolsillo de sus clientes.
Pasar un viernes en un centro comercial abarrotado de personas que como locas son atraídas por las rebajas del Black Friday no era el mejor plan.
He pensado que puede ser una buena ocasión para aplicar la mirada característica del antropólogo, así que, aprovechando la compañía de mi colega que necesita comprar un portátil aprovecharé para sacar algunas conclusiones sobre el Black Friday.
Resumen
LA LOCURA DEL BLACK FRIDAY
El viernes negro parece ser un día en el que las empresas rebajan sus precios.
Es un nuevo ciclo económico en donde las personas salen a la calle a consumir.
Digo lo de ciclo, porque parece ser que estas campañas de marketing funcionan para sacar al ciudadano a la calle y que consuma como un loco mientras los empresarios se quitan los productos que ya no venden en ese fantástico viernes negro, que no será negro para los empresarios sino para los bolsillos del ciudadano.
Parece ser que las rebajas, por lo menos en España, que cada año que pasa empiezan antes, ya no son tan beneficiosas como antaño en donde veías a la gente como loca esperando a las puertas de El Corte Inglés, para pisotearse si hace falta en busca de la mejor ganga.
Las rebajas comienzan en el mes de enero y la cuesta enero resiente aún más los bolsillos de las personas. Las navidades hacen su acopio en la costosa cuesta de enero.
La gente ya no consume tanto como antes, tal vez sea, porque ahora ya no hay tanto para consumir, me refiero al dinero claro, porque la producción sigue su curso.
Las empresas quieren hacer números a toda costa, ya no pueden esperar a la campaña navideña, sino que tienen que vender antes de tiempo.
QUE NO TE ENGAÑEN POR LAS OFERTAS ILUSORIAS.
El Black Friday es otra ilusión más para vender más.
Como locos acudimos pensando que vamos a encontrar la rebaja del siglo y que nos van a regalar aquello que tanto anhelamos.
Tal vez, cuando vayas a la tienda comprobarás que no era tanta la rebaja como te insinuaban en los medios publicitarios, o que el producto que quieres comprar no se encuentra en stock porque es demasiado nuevo y en el Black Friday sólo verás productos que no se venden, pero estarás tan cegado por el precio que olvidarás el valor añadido y el proceso de producción.
La maquinaria consumista está en marcha.
En el siglo pasado se vivió una de las peores crisis mundiales, la del crac del 29, un fatídico jueves negro que sucumbió a la bolsa de Wall Street, no sé si habrá cierta relación entre el Black Friday y el jueves negro de la gran depresión, pero todo apunta a que los conocedores del neuro-marketing saben bien lo que hacen y si funciona un año, habrá que explotarlo otro año más hasta crear una convención consumista y que las personas estén esperando el Black Friday como el mejor día para salir de compras y ahorrarse unos eurillos.
Las rebajas de enero parece que no funcionan como antes, por lo tanto, ¡Llega el Black Friday! ¡Pasen y vean!
¡Descubrirán como son engañados una vez más por la ilógica del consumo compulsivo!
Deberias investigar lo que de verdad significa «Black friday» para el mercado global, y como ha evolucionado con el tiempo y lo puedes enlazar a tu experiencia con tu amigo.
Ya me gustaría que me pagaran para ello 🙂